¿Cuál era la enfermedad que tenía Franklin Delano Roosevelt?

¿Cuál era la enfermedad que tenía Franklin Delano Roosevelt?

De cuantos presidentes de los Estados Unidos han pasado por la Casa Blanca en el siglo XX, Franklin Delano Roosevelt ha sido y sigue siendo sin duda el que ha gozado de una mayor popularidad. Una popularidad que sólo le disputa John Fitzgerald Kennedy, un presidente que estuvo en el cargo muchos menos años que Roosevelt. Éste llegó al poder en Estados Unidos en un momento extraordinariamente difícil para el país, con la economía totalmente hundida por la gran depresión, unas cifras de paro insostenibles y una conflictividad social disparada. Por otro lado, el panorama internacional era también muy complejo, con el ascenso de las potencias totalitarias en Europa y el agresivo expansionismo japonés en el Pacífico. Roosevelt tuvo que lidiar con esta situación y lo hizo logrando que sus niveles de popularidad no se resintieran, incluso cuando decidió que los Estados Unidos se unieran a los Aliados en la Segunda Guerra Mundial contra la opinión de una gran parte del pueblo americano.

La enfermedad de Franklin Delano Roosevelt 

La imagen de Roosevelt que ha pasado a la Historia es la de sus últimos años: un hombre envejecido y postrado en una silla de ruedas. Por muchos esfuerzos que hizo Roosevelt para que la visión de sus problemas de salud no eclipsara su labor política, al final resultó inevitable que el público se hiciera eco de la enfermedad que arrastraba el presidente. ¿Qué enfermedad era ésta?

Roosevelt fue durante toda su juventud un hombre sano y enérgico, amante de la actividad física y, en concreto, de todo lo relacionado con el mar y la navegación. Fue en el verano de 1921, cuando Roosevelt aún no había cumplido los cuarenta años, cuando los primeros síntomas de que algo no iba bien en su cuerpo comenzaron a presentarse. Pronto se le diagnosticó una dolencia muy grave, poliomelitis, totalmente incurable en los años veinte. Lentamente, la infección viral fue afectando a su columna, y la parálisis comenzó a adueñarse de su cuerpo. Sus piernas quedaron por completo inutilizadas, y Roosevelt llegó a temer el llegar a perder toda la movilidad de su cuerpo. Sin embargo, su fuerza de voluntad y el hecho de contar con un saneado patrimonio le permitieron enfrentarse a la enfermedad y lograr paliar sus efectos más graves. 

Roosevelt llegó a comprar un complejo termal en Georgia conocido como Warm Springs, en el cual pasó él mismo mucho tiempo recibiendo tratamiento y experimentando mejoras paulatinas. Esta institución de hecho llegó a convertirse en un centro puntero de tratamiento de la polio, y sigue existiendo en la actualidad con objetivos más amplios y diversos. Roosevelt logró recuperar el control de los músculos de su abdomen, lo cual, sumado a un trabajo constante para fortalecer las extremidades superiores, le permitía permanecer en pie ayudado por muletas u otros soportes. Sin embargo, caminar sin ayuda le resultaba imposible.  

El presidente en silla de ruedas 

El carisma de Roosevelt, la fuerza de su oratoria y su capacidad de lucha llevaron a la prensa a creer que su salud no estaba tan resentida como podía parecer, algo esencial si un político pretendía seguir ascendiendo en su carrera. Siempre que se dejaba fotografiar, lo hacía sentado, o sosteniéndose de forma disimulada en uno de sus hombres de confianza. Rara vez se dejaba ver en su silla de ruedas. Gracias a estos esfuerzos, Roosevelt consiguió ser elegido como gobernador del estado de Nueva York, y de ahí dar el salto a la presidencia de los Estados Unidos. 

Como presidente, cargo que ocupó desde 1933 hasta su muerte en 1945, su salud fue resintiéndose poco a poco. Él mismo se exigió un alto grado de compromiso con la labor de gobierno, y no dejó que su discapacidad le detuviera en sus obligaciones. Viajó por todo el país con frecuencia, y ya en plena Segunda Guerra Mundial, no dudó en desplazarse allá donde fue necesario para apoyar la labor de la diplomacia norteamericana. Mientras otros dirigentes de salud más sólida, como Stalin, se negaban a alejarse de sus países, Roosevelt cedió en este sentido, llegando a hacer largos viajes en avión y barco que acabaron por minar su salud por completo. 

Fue en abril de 1945, recién llegado de la conferencia de Yalta, cuando Franklin Delano Roosevelt se desplomó en su silla de ruedas y falleció al poco tiempo. Su cuerpo, que había resistido la polio durante décadas de forma heroica, sucumbió ante un derrame cerebral fruto de los esfuerzos continuados de los años anteriores. 

PARA SABER MÁS…

Dallek, Robert, Franklin D. Roosevelt: A Political Life

Brands, H.W., Traitor to His Class: The Privileged Life and Radical Presidency of Franklin Delano Roosevelt

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